¿Cuál es tu vínculo con el mundo rural? ¿Has vivido siempre en el mundo rural?
He nacido y crecido en el mundo rural, en un pequeño pueblo de Córdoba de 2400 habitantes llamado Carcabuey. Mi familia tenía una casa en el campo y desde pequeña he disfrutado de la naturaleza creando así un fuerte vínculo con mi entorno.
¿Qué te motivó a iniciar tu actividad (desplazarte al entorno rural en su caso)?
Una vez me inicié en el mercado laboral y fui pasando por distintos trabajos me di cuenta de que siempre pensaba en emprender las ideas eran relacionadas con el medio rural, como creación de granjas de caracoles, de grillos… y por dinero o por alguna circunstancia nunca di el paso. Pero con las esponjas, tanto Marcos como yo lo vimos claro. Eran perfectas, se cultivaban en las huertas, esa idea nos gustaba mucho ya que cada vez vemos más huertas en desuso o reconvertidas en olivares o membrilleras perdiendo su identidad, era un producto no perecedero y la alternativa natural al plástico.
¿En qué consiste tu proyecto? ¿Dónde encontraste la inspiración para desarrollarlo, cómo surgió la idea?
Nuestro proyecto consiste en el cultivo, transformación y venta de luffas, más conocidas como esponjas vegetales. Todo el proceso para la elaboración de las esponjas, estropajos y discos vegetales se realiza de manera artesanal, cultivando y recolectando la luffa en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, y transformándola con nuestras manos, de forma sostenible, con el máximo respeto y cuidado por el planeta y las personas.
Los productos de YO SOY TIERRA son cultivados y procesados artesanalmente, sin residuos, sin materiales plásticos, favoreciendo la economía local y reduciendo al máximo la huella de carbono y su impacto medio ambiental. Creemos en otra manera de producir y de consumir. Somos plenamente conscientes de que el cambio está en nuestras manos y por ello queremos invitarte a que tú también te sumes a esta forma de vivir, en armonía con la tierra.
Esta idea de negocio surge gracias a un amigo, su padre aun cultivaba estas esponjas y nos regaló una ya que sabía que a nosotros nos gustaban mucho todas las cosas naturales. Al ver por primera vez la esponja vimos en ella un futuro prometedor.
¿En qué punto está tu proyecto (empezando, reformulando, es un negocio familiar…)?
Nuestro proyecto tiene un añito de vida, está empezando a rodar, al ser algo tan innovador y poco conocido estamos trabajando en dar a conocer que es la luffa y que beneficios tiene. Ahora estamos estudiando nuevas líneas de negocio para diversificar nuestro proyecto sostenible.
¿Cómo te preparaste para desarrollar tu idea de negocio en el medio rural? ¿A qué servicios acudiste? ¿Te sirvió de apoyo?
Al principio nos lanzamos solos pero al poco tiempo tuve la suerte de ponerme en contacto con Desafío Mujer Rural y con FADEMUR. Gracias a ambas entidades nos hemos sentido apoyados y guiados en este camino tan bonito y difícil que es el emprendimiento. Los asesoramientos con Belen Herrero son de gran ayuda para ir dando pasos cada vez más firmes.
¿Con qué barreras te has encontrado para desarrollarlo? ¿alguna específica por ser mujer? Específicas del medio rural y otras que considere importantes.
Las barreras que me he encontrado creo que son las típicas de cualquier emprendimiento, en el que uno no le teme a su idea o proyecto si no a la burocracia que ello conlleva, la gestión y la administración puede ser lo que más cuesta arriba se haga. De momento no me he encontrado trabas por ser mujer ni por vivir en el medio rural.
¿Cuáles son las mujeres referentes que te han inspirado? ¿Alguna relacionada con el medio rural?
Creo que no podría con una sola mujer, soy la suma de muchas mujeres reales que me han ido enseñando a luchar, a no aceptar un no como respuesta, a que los límites están para romperlos y superarlos. Siempre he sido una mujer proactiva, decidida y a la que, aunque haya tenido miedo, nunca he dicho que no, he probado y lo he intentado y después he decidido, la zona de confort no está hecha para mí.
¿Crees que tu sector (producto/servicio) está muy masculinizado?
Por supuesto, el mundo de la agricultura es un mundo de hombres, pero eso no quiere decir que las mujeres no tengamos cabida. ¡El campo es muy grande y, hay sitio para todas!
¿El apoyo recibido al desarrollar tu proyecto ha provenido de hombres y mujeres por igual?
¡Diría que sí! Al ser un proyecto tan original y tradicional a la vez ha cautivado a todas las personas a las que se lo hemos presentado.
¿Cómo crees que tu proyecto afecta al tejido o la economía de tu comunidad? ¿y qué valor añadido aporta al medio rural?
Yo Soy Tierra, aunque sea a poca escala, todavía afecta a muchos sectores de la economía local, para llevar adelante una empresa necesitas de muchas personas, desde el trabajo de community manager, diseño, gestoría, imprenta, confección, etc… Aparte de todo esto la creación de una nueva empresa que además es innovadora y sostenible le da un plus a tu pueblo.
¿Cómo conociste el Programa Desafío Mujer Rural? ¿En qué ha ayudado al desarrollo de tu idea?
Al principio del proyecto viendo lo difícil que era todo y la sensación de soledad empecé a buscar por internet apoyo a mujeres rurales y encontré esta plataforma que sin duda ha sido fundamental en nuestro emprendimiento.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Queremos explorar dos nuevas líneas, una sería para el aprovechamiento de la semilla y la otra creando una nueva gama de productos de luffa en formato luxury.
¿Cómo ves (tu sector) en el medio rural? ¿Qué recomendaciones les harías a las mujeres que quieren emprender en el medio rural?
Aún soy un poco nueva para dar consejos, pero sin duda es que aprovechen todos los recursos que se nos brindan, como puede ser Desafío Mujer Rural, las oficinas del CADE, etc. Que pregunten e investiguen, y si lo tienen claro, solo te queda creer en ti y en tu proyecto. Creo que es importante ir dando pequeños pasos pero firmes, crecer día a día, sin pausa y sin prisa.
Por último, una frase con la animarías a otras mujeres a emprender en el medio rural.
Los pueblos sin las mujeres dejarían de existir, somos su esencia, nutrimos nuestros pueblos de futuro. Las mujeres somos el futuro.