¿Cuál es tu vínculo con el mundo rural? ¿Has vivido siempre en el mundo rural?
Nací rodeada de plataneras, caña de azúcar, trigo, pescado salado, papas, uvas, leche de vaca recién ordeñada y la sal recogida directamente de las charcas marinas. En esa época, aún quedaba mucho de la economía de subsistencia, y las familias vivíamos directamente del campo. Mis abuelos eran agricultores, y disfruté del fruto de su trabajo: el hogar donde crecimos, los productos de la tierra y todo el proceso de sembrar, cosechar, trillar, tostar y moler para hacer «el maná» de los canarios, el gofio.
Aunque pasé mi juventud en el mundo rural, siempre mantuve un vínculo con lo urbano e internacional. Mis padres vivieron en Londres, donde nacieron mis hermanos, y mi madre era de Chipre. En casa, se hablaba griego, español e inglés de forma natural, y los viajes entre la isla y el exterior eran habituales. A los 17 años me trasladé a La Laguna, en Tenerife, para continuar mis estudios, y aunque allí también era un entorno rural, había más personas. Mi trabajo luego me llevó a destinos urbanos como Las Palmas, Sevilla, Madrid y Londres, pero estar lejos del mar no es fácil para una persona canaria.
¿Qué te motivó a iniciar tu actividad (desplazarte al entorno rural en su caso)?
Regresé con 36 años para dar a luz a mi hija. Mi familia estaba en la isla, y sin su apoyo la crianza habría sido complicada, especialmente siendo madre soltera y trabajando en una profesión exigente como la producción de televisión. Decidí cambiar de rumbo, retomar estudios y criar a mi hija en el entorno sano y seguro que conocía, rodeada de mi «tribu».
¿En qué consiste tu proyecto? ¿Dónde encontraste la inspiración para desarrollarlo, cómo surgió la idea?
Mi proyecto consiste en brindar servicios de comunicación y formación a pequeñas empresas y emprendedoras del ámbito rural, con un enfoque personalizado en sus necesidades específicas. A través de asesorías, diseño de estrategias y capacitaciones, ayudo a estas mujeres a visibilizar sus negocios, gestionar su tiempo y aumentar su presencia tanto en el mercado local como en plataformas digitales. También organizo eventos y campañas para fomentar el crecimiento y la cohesión de la comunidad local.
La inspiración para desarrollar este proyecto vino de mi trayectoria profesional en medios de comunicación y eventos, donde descubrí el poder de contar historias y conectar con el público de forma efectiva. Cuando regresé a vivir a La Palma, vi una gran oportunidad: en un momento de auge de las redes sociales, muchas PYMES del entorno rural aún no explotaban su potencial de comunicación digital, ya sea por falta de tiempo, recursos o conocimientos. Me di cuenta de que podía aplicar mi experiencia en televisión y eventos para dar voz a estas pequeñas empresas, ayudándolas a comunicar su historia y sus valores de una manera atractiva y estratégica. Así, surgió la idea de poner mi experiencia al servicio del mundo rural, para que emprendedoras y empresarias pudieran beneficiarse de la misma visibilidad y reconocimiento que había ayudado a construir en proyectos más grandes.
¿En qué punto está tu proyecto (empezando, reformulando, es un negocio familiar…)?
Me encuentro en un periodo de reformulación en el que priorizo el control del trabajo que puedo realizar por mí misma. He tenido que ralentizar mi crecimiento, que ya la demanda que tenía pedía contratación de personal, porque ahora además de ser madre, empresaria, también soy cuidadora de mi padre que es dependiente. Para ello he reducido las horas de proyectos que me implicaban salir de mi casa y he ajustado mis servicios para poderlos realizar de forma online, como las formaciones, que paradójicamente me están dando unos resultados increíbles y muy satisfactorios.
¿Cómo te preparaste para desarrollar tu idea de negocio en el medio rural? ¿A qué servicios acudiste? ¿Te sirvió de apoyo?
Trabajé para una empresa de inserción laboral gestionando proyectos, algunos enfocados en mujeres y sus desafíos para encontrar empleo. Además, seguí formándome y realicé cursos del SEPE en gestión de comunicación digital. Hoy cuento con más de 600 horas de formación. También recibí asesoramiento de SODEPAL y la Cámara de Comercio de La Palma, quienes me ayudaron en la planificación y trámites para establecerme como autónoma. Todo esto, de forma gratuita, fue fundamental para comenzar con claridad y objetivos definidos.
¿Con qué barreras te has encontrado para desarrollarlo? ¿alguna específica por ser mujer? Específicas del medio rural y otras que considere importantes.
La mayor barrera han sido las contrataciones públicas. Aún existe la creencia de que lo que viene de fuera es mejor, y se contrata a empresas externas en lugar de valorar el trabajo local. Como emprendedora que trabaja para otras mujeres, también encuentro retos. En el Día Internacional de la Mujer Rural, por ejemplo, he visto que las instituciones no priorizan sus necesidades, limitándose a actos simbólicos que no responden a las demandas de las mujeres. Sin cambios, no es de extrañar que muchas zonas rurales queden vacías.
¿Cuáles son las mujeres referentes que te han inspirado? ¿Alguna relacionada con el medio rural?
Crecí con dos canales de televisión y soñaba algún día ser y vivir como Carmen Sarmiento, conocer otras culturas y transmitirlas con la misma autoridad y libertad que cualquier hombre. Esa autoridad también la viví de cerca con mi abuela paterna, quién a pesar de ser mujer en el siglo XX y del mundo rural, cuando ella hablaba los hombres la escuchaban, tenía esa autoridad que me recordaba a Dolores Ibárruri.
¿Crees que tu sector (producto/servicio) está muy masculinizado?
En mi opinión, el sector de la comunicación y formación en el ámbito rural presenta una clara masculinización, especialmente si consideramos el horario laboral estipulado por el Estatuto de los Trabajadores, que se solapa con las horas ofertadas a la formación. A esto se suma el trabajo en el campo, que involucra tareas como el cuidado de animales, y la carga de responsabilidades familiares que históricamente recae sobre las mujeres. Como resultado, las horas lectivas ofrecidas para la capacitación no siempre son adecuadas para cubrir las necesidades de las profesionales del medio rural. Esto representa una barrera significativa, ya que muchas mujeres no pueden competir en igualdad de condiciones debido a su doble jornada, lo que limita su acceso a la formación necesaria para avanzar y desarrollarse en sus proyectos y negocios. Una solución a la masculinización del sector sería ofrecer formaciones y servicios flexibles adaptados a los horarios y necesidades de las mujeres rurales, como programas online y talleres en horarios no convencionales. También sería clave fomentar la corresponsabilidad en todos los ámbitos de la sociedad. Si se distribuyen de manera equitativa las responsabilidades laborales, familiares y domésticas entre mujeres y hombres, las mujeres rurales podrían acceder a las oportunidades de formación y emprendimiento en igualdad de condiciones.
¿El apoyo recibido al desarrollar tu proyecto ha provenido de hombres y mujeres por igual?
En un 90% han sido las mujeres, o bien clientas que confían y conectan con mis servicios o bien familiares y amigas que han cuidado de mi o de mi hija para que pudiese desarrollarme profesionalmente. Sin esa red de mujeres yo no hubiese podido emprender.
¿Cómo crees que tu proyecto afecta al tejido o la economía de tu comunidad? ¿y qué valor añadido aporta al medio rural?
Mi proyecto contribuye al tejido y la economía de mi comunidad al fomentar el empoderamiento y la profesionalización de mujeres emprendedoras del ámbito rural. Al ayudarlas a gestionar su comunicación y visibilizar sus negocios, estamos impulsando el crecimiento de pequeñas empresas locales, que a su vez crean empleo y fortalecen la economía local. Este apoyo fomenta la autosuficiencia y la autonomía financiera de las emprendedoras, aumentando su capacidad de generar ingresos y de mantener activos negocios que, en muchos casos, son clave en sus localidades. El valor añadido que aporta al medio rural radica en su enfoque personalizado y adaptado a la realidad de las mujeres rurales, quienes a menudo deben equilibrar responsabilidades familiares con su actividad profesional. Al diseñar formaciones flexibles que respetan sus tiempos y necesidades, logramos no solo aumentar su competitividad, sino también su calidad de vida, promoviendo la conciliación y la sostenibilidad en sus proyectos. Además, cuando estas mujeres prosperan, sus comunidades ganan en cohesión, resiliencia y sostenibilidad, fortaleciendo el futuro del mundo rural.
¿Cómo conociste el Programa Desafío Mujer Rural? ¿En qué ha ayudado al desarrollo de tu idea?
Lo conocí a través de un grupo de Desarrollo Rural, ADER La Palma. El Programa Desafío Mujer Rural me ayudó a redefinir objetivos en un momento crítico tras la erupción volcánica, brindándome acompañamiento en la transformación de mis servicios.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy desarrollando una plataforma de mentorización, «Red de sabiduría en línea», que conectará a profesionales de diversos ámbitos y de cualquier parte del mundo con personas del medio rural interesadas en talleres de temas como creación de cuero botánico, publicación de libros, facturación electrónica, qué debe contener una web y más. También estoy organizando una formación para colaborar con empresas en territorios que hayan pasado por catástrofes naturales, creo que nuestra experiencia puede servir de ayuda para volver a despegar a otras empresas.
¿Cómo ves (tu sector) en el medio rural? ¿Qué recomendaciones les harías a las mujeres que quieren emprender en el medio rural?
El sector de la comunicación en el medio rural tiene un enorme potencial, especialmente porque muchas emprendedoras y pequeñas empresas aún están descubriendo cómo aprovecharlo para crecer. La comunicación es clave para que estos proyectos lleguen más lejos y se posicionen tanto a nivel local como en mercados más amplios. En un entorno donde la visibilidad suele ser un reto, una buena estrategia de comunicación permite a las emprendedoras rurales competir en igualdad de condiciones, atraer clientes y consolidarse en sus comunidades.
Para las mujeres que quieren emprender en el medio rural, les recomendaría que se valoren y se atrevan a visibilizar lo que hacen. El conocimiento de su entorno y de las necesidades locales les da una ventaja única. También les sugeriría que apuesten por la flexibilidad en su trabajo, respetando sus tiempos y ritmos, y que utilicen herramientas de comunicación digital que les ayuden a llegar más lejos sin necesidad de desplazarse. Finalmente, les aconsejaría que busquen el apoyo de otras mujeres emprendedoras, ya que la colaboración en red puede fortalecer sus proyectos y abrir nuevas oportunidades.
Por último, una frase con la animarías a otras mujeres a emprender en el medio rural.
Emprender en el medio rural es mucho más que crear un negocio; es sembrar el futuro de nuestras comunidades, dar vida a nuestras ideas y demostrar que el talento y la creatividad no tienen fronteras. Anímate a construir el cambio desde tus raíces.