El Instituto de las Mujeres ha dado a conocer a principios de octubre un nuevo informe de Mujeres en Cifras,
poniendo el foco en el emprendimiento rural no agrícola que evidencia las disparidades de género que persisten en las zonas rurales de España. A pesar de que el 84% de los municipios son rurales, solo concentran el 12% de la población, con una ligera diferencia entre hombres (2.97 millones) y mujeres (2.8 millones).
Un dato alarmante es la carga desproporcionada que soportan las mujeres en el ámbito doméstico. Dedican cerca de 10 horas diarias al trabajo del hogar, frente a menos de 2 horas por parte de los hombres. En cuanto al emprendimiento, la brecha de género es evidente: solo el 27% de quienes inician un negocio son mujeres. Aunque el porcentaje de consolidación de negocios es ligeramente superior en el ámbito rural para las mujeres (6% vs. 5% en ciudades), sigue siendo inferior al de los hombres (8% tanto en zonas rurales como urbanas).
La falta de acceso a la financiación es otro obstáculo. Tres de cada cuatro mujeres emprendedoras inician sus negocios con menos de 30,000 euros, mientras que uno de cada cinco hombres lo hace con una inversión superior a los 100,000 euros. Esta situación impacta directamente en el empleo: el 19% de las mujeres se ven obligadas a trabajar a tiempo parcial debido a responsabilidades familiares, en contraste con solo el 3% de los hombres.
Incluso en el creciente sector del emprendimiento verde, las mujeres, a pesar de tener una mayor conciencia ecológica y social, tienen menos participación, especialmente en empresas relacionadas con la innovación tecnológica. Estos datos revelan que el cuidado de familiares impacta más en sus proyectos.
La igualdad no divide, multiplica nuestros derechos. Es fundamental abordar estas desigualdades para impulsar el emprendimiento femenino en las zonas rurales y garantizar un desarrollo económico más equitativo y sostenible para todos.



