Este artículo escrito por Pilar González para Mundo Obrero, describe algunos de los factores por los que se produce una doble discriminación para las mujeres que residen en el ámbito rural que afecta directamente a sus posibilidades de tener una participación activa en procesos de toma de decisiones sobre asuntos de interés público y social.
Pese a los avances legislativos, las dobles y triples cargas de trabajo remunerado, doméstico y de cuidados, derivadas de los estereotipos y roles de género, sumado a que existen áreas muy masculinizadas en los espacios públicos, siguen suponiendo un lastre para las mujeres rurales.
Esto requiere mayores esfuerzos por la búsqueda de un equilibrio real, que se abran espacios para que las mujeres participen en la toma de decisiones que, a su vez, repercutirá en que se adopten medidas más adecuadas para mejorar la vida de las mujeres y de nuestro mundo rural.