Con el objetivo de avanzar en el conocimiento de cómo es la situación de las mujeres en el medio rural respecto a la igualdad y la violencia de género, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género publicó el 2020 el estudio “Mujeres víctimas de violencia de género en el mundo rural”, realizado por la Federación de asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR).
El estudio, enmarcado en el Pacto de Estado contra la Violencia de Estado, analiza la percepción de la violencia de género y los servicios de atención de las mujeres, de los colectivos profesionales, y de las propias víctimas de violencia de género del medio rural.
El estudio se realizó en siete Comunidades Autónomas, elegidas por su ruralidad y dispersión como variables más influyentes en la representatividad y utilidad de los datos: Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla – La Mancha, Extremadura, Galicia y La Rioja. Las entrevistas se han realizado en municipios de hasta 20.000 habitantes. En total: 167 encuestas a mujeres, 333 encuestas a profesionales de atención y 23 entrevistas en profundidad a mujeres víctimas y usuarias de diversos servicios de atención a víctimas (servicios sociales, policiales, sanitarios y otros de atención a la mujer).
Entre los principales hallazgos y conclusiones del estudio cabe mencionar:
- El medio rural es poco acogedor para las mujeres, en el que aún perduran de forma notable la desigualdad de género, los roles sexistas tradicionales y la dominación masculina.
- El principal obstáculo que encuentran las mujeres en el medio rural para construir una vida digna y libre de violencia es la dificultad para acceder al mercado laboral.
- La feminización de la pobreza es un problema muy presente en el medio rural, y la vulnerabilidad económica y dependencia económica de la pareja son dos de los principales factores de riesgo.
- El aislamiento que sufren las víctimas de Violencia de Género en el ámbito de la pareja además es triple: por no poder apropiarse de los espacios públicos y estar relegadas al ámbito de lo privado, por estar aisladas geográficamente y por identificar su propia situación como un proceso individual de carácter conyugal y no asociarlo con el hecho global de ser mujeres.
- Hostilidad de los entornos rurales más conservadores hacia las mujeres, entornos rígidos, cerrados y estigmatizantes. En los pueblos más tradicionales, el control social está muy presente en la vida de las mujeres.
- Vergüenza, culpa y miedo son sentimientos que experimentan muchas de las mujeres entrevistadas. Estos sentimientos son una de las principales razones que impide o retrasa la toma de decisión de denunciar y/o salir de la situación de violencia.
- Aunque los/as profesionales de atención trabajan de forma efectiva y cada vez se cuenta con formación más especializada, muchos son los obstáculos a los se enfrentan en su ejercicio diario: falta de personal, horarios limitados, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que solo están presentes en el municipio algunos días, son solo algunos de estos obstáculos.
- Es crucial que se agilicen los trámites judiciales de separación y divorcio y se resuelvan los juicios de reparto de bienes y custodias con mayor rapidez, pues los procesos judiciales prolongados impiden a las mujeres rehacer sus vidas lejos del maltratador y superar psicológicamente esta vivencia. Existe también la necesidad de habilitar más recursos (y más efectivos) de protección como casas de acogida o emergencia, que sean accesibles para las mujeres rurales.
- La inaccesibilidad a los recursos, sobre todo a los más especializados, se revela como otro de los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en el mundo rural.
Además, el estudio ofrece algunas propuestas para mejorar las condiciones de las mujeres en el medio rural. Estas se enmarcan en los siguientes ámbitos de actuación:
- Prevención y sensibilización.
- Atención integral a las víctimas de violencia de género.
- Formación de profesionales.
- Coordinación y colaboración interinstitucional.
- Análisis e investigación.
- Compromiso económico