Plantamos semillas, recogemos vida
El 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una fecha importante para reconocer y visibilizar el papel fundamental que las mujeres desempeñan en el desarrollo rural sostenible de sus comunidades.
Desde el Instituto de las Mujeres, a través del programa Desafío Mujer Rural, cofinanciado por el Fondo social Europeo, las mujeres que viven y trabajan en el medio rural reciben apoyo en forma de asesoramiento, acompañamiento, formación, participación en actividades grupales o visibilizando sus proyectos, para facilitar su acceso al empleo y al autoempleo. Son mujeres que están apostando por la sostenibilidad de los pueblos, la lucha contra el cambio climático y la transición energética. Sus capacidades innovadoras y contribución para lograr territorios rurales inteligentes son claras, y desde el programa seguiremos apostando por ellas.
Sin embargo, más allá de estas cuestiones, existen problemas estructurales que afectan a las mujeres en el ámbito rural. Según datos de la FAO (Food and Agriculture Organization) éstas representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. A pesar de su importancia, enfrentan desafíos significativos y persistentes. En España, la brecha de género se intensifica en el medio rural, donde las mujeres sufren una doble desigualdad: la provocada por su entorno de residencia y la que se deriva del hecho de ser mujer. Esta es especialmente reseñable en tres dimensiones: el empleo, la toma de decisiones y la conciliación. En el mercado laboral la temporalidad y la parcialidad es mayor para las mujeres que para los hombres, así como, la conciliación que, sigue siendo una asignatura pendiente en el medio rural (ver informe closingap).
El Diagnóstico de la igualdad de género en el medio rural (2021), elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, revela que, en territorios marcados por el envejecimiento, la despoblación y altos niveles de desempleo, la brecha de género en los cuidados está cada vez más marcada. Esta situación, junto con los estereotipos de género y las dificultades para conciliar y acceder a servicios de cuidados adecuados, impacta negativamente en el empleo femenino, la promoción profesional y la independencia económica de las mujeres del medio rural. Lo que sirve como un recordatorio e insta al resto de administraciones públicas a promover e implantar políticas públicas efectivas que no solo reconozcan sus esfuerzos y logros, sino que también aborden de forma integral sus necesidades y demandas.