Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres el pasado 25 de noviembre, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) ha puesto el foco en la urgencia de adaptar la lucha contra la violencia machista a las mujeres que viven en el medio rural, un entorno que agrava su desprotección.
Según la organización, las mujeres que residen en pueblos están doblemente expuestas, tanto por las desigualdades de género, como por la limitación de servicios especializados, espacios seguros y acceso a la información que caracterizan las zonas rurales.
FADEMUR recordó los datos de un estudio que elaboró en colaboración con el Ministerio de Igualdad, el cual desveló una estadística alarmante: las mujeres víctimas de violencia de género en las zonas rurales estudiadas permanecen en las relaciones de maltrato una media de veinte años antes de poner fin a la situación.
Esta prolongación responde al aislamiento geográfico, la menor presencia institucional, la dificultad de desplazamiento y una red de apoyo social a menudo insuficiente, lo que dificulta la detección, la denuncia y la atención a las víctimas.
«La violencia machista alcanza también al mundo rural y exige una respuesta específica,» señalan desde FADEMUR, cuyo Observatorio de Violencia de Género registra, hasta la fecha, 38 mujeres asesinadas este año, de las cuales 12 vivían en pueblos de menos de 20.000 habitantes.
En su campaña #CultivandoIgualdad de este año, FADEMUR pone el foco en la explotación sexual y la trata de mujeres. La organización lanza un spot
que denuncia la normalización del pago por sexo y el silencio cómplice de la sociedad que lo rodea.
Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el 25 de noviembre, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR puso el foco en la urgencia de adaptar la lucha contra la violencia machista a las mujeres que viven en el medio rural, un entorno que incrementa su desprotección.
Según la organización, las mujeres que residen en pueblos están doblemente expuestas: por las desigualdades de género y por la falta de servicios especializados, espacios seguros y acceso a la información, características de las zonas rurales.
FADEMUR recordó los datos de un estudio elaborado junto al el Ministerio de Igualdad, que reveló una estadística alarmante: las mujeres víctimas de violencia de género en las zonas rurales permanecen en las relaciones de maltrato una media de veinte años antes de poner fin a la situación.
Esta prolongación se debe al aislamiento geográfico, la escasa presencia institucional, la dificultad de desplazamiento y una red de apoyo social a menudo insuficiente, lo que dificulta la detección, la denuncia y la atención a las víctimas.
«La violencia machista también afecta al mundo rural y exige una respuesta específica,» señalan desde FADEMUR, cuyo Observatorio de Violencia de Género registra, hasta la fecha, 38 mujeres asesinadas este año, de las cuales 12 vivían en pueblos de menos de 20.000 habitantes.
En su campaña #CultivandoIgualdad de este año, FADEMUR centra su mensaje en la explotación sexual y la trata de mujeres. La organización presenta un spot que denuncia la normalización del pago por sexo y el silencio cómplice de la sociedad que lo rodea.
En muchas zonas rurales hay clubes y prostíbulos en proporción elevada respecto a su población. Estos espacios operan con invisibilidad y la dispersión geográfica, lo que deja a las víctimas de explotación sexual aún más expuestas. FADEMUR reitera que «pagar por sexo es una forma más de violencia de género que no puede seguir normalizándose, tampoco en los pueblos.»
Respecto al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, FADEMUR celebra el reconocimiento explícito de la necesidad de atender a las mujeres rurales,
pero advierte que es necesario que este avance «se traduzca en resultados efectivos, con presencia territorial, recursos suficientes y desarrollo real de protocolos adaptados al medio rural.»