El Living Lab español del proyecto europeo Grass Ceiling, dedicado a promover la innovación liderada por mujeres en el sector agrario, celebró su noveno y último encuentro a finales de noviembres, tras tres años de intenso trabajo. La reunión tuvo lugar en la Bodega Remigio Salas, en Dueñas, un escenario que simboliza el éxito de la actividad agroalimentaria y el arraigo territorial bajo el liderazgo de una mujer, Amada de Salas.
Al encuentro asistieron las agricultoras y ganaderas participantes, el equipo académico de la Universidad de Valladolid (UVa), responsable de la coordinación científica bajo la dirección de la profesora Margarita Rico, y representantes de Cooperativas Agro-alimentarias de España.
La sesión final combinó la reflexión colectiva con un balance del camino recorrido. Entre las conclusiones, se destacó la diversidad de las innovaciones impulsadas por las mujeres, que trascienden lo tecnológico para abarcar la sostenibilidad, la diversificación, la visibilidad del sector y la creación de redes sólidas.
La principal demanda surgida del Living Lab fue la necesidad urgente de reforzar políticas públicas sensibles al género
con el objetivo de facilitar el acceso a recursos clave como formación, financiación y conciliación.
Las participantes subrayaron los cambios significativas que aún se requieren para el pleno desempeño de su trabajo, señalando tres grandes obstáculos: la excesiva carga burocrática, la dificultad financiera para acometer inversiones en digitalización – dado el tamaño mediano de sus explotaciones- y las estructuras patriarcales que dificultan el acceso a puestos de gestión en las organizaciones del sector.
El equipo de la UVa destacó que los aprendizajes y los vínculos generados en este espacio trascienden el proyecto y deben servir de base para impulsar políticas de apoyo en los territorios rurales más afectados por la despoblación. La representante de Cooperativas Agro-alimentarias de España resaltó el valor de estas iniciativas para dar visibilidad al liderazgo femenino y fortalecer su participación en los órganos de decisión.
El sentimiento general de las participantes reflejó el valor humano, profesional y emocional del proceso, reforzando la identidad innovadora y la cooperación.




